4/12/11
El sobreseimiento de Mario Silva
Todas las “virtudes robolucionarias” que adornan al poder judicial chavista quedaron en evidencia, de manera por demás vergonzosa, en la decisión de la “jueza” Dinorah Yosmar González del Juzgado XV de Juicio del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana, de sobreseer la causa abierta con ocasión de la querella entablada Miguel Henrique Otero contra Mario Silva, conductor del escatológico programa La Hojilla, por la comisión del delito de injuria agravada. El principal argumento de la jueza ha sido que llamar a alguien “hijo de puta”, y además por televisión, no constituye un hecho punible y que por tanto la querella presentada en contra de Silva atenta contra su derecho a la libertad de expresión. Esta histórica decisión pasará a los anales de la jurisprudencia del horror y la impunidad desarrollada por los “jueces” del chavismo.
Cuando comencé a escribir estas notas sobre el insólito hecho, pensaba en hacerlo en términos jurídicos. Pero luego volví a la realidad: en la Venezuela de hoy no valen los argumentos jurídicos de ninguna naturaleza. Y creo que no valen por varias razones: la ignorancia y desvergüenza de estos personajillos que se prestan a servirle ciegamente al poder ejecutivo y al chavismo y el absoluto desprecio por la constitución y las leyes con que actúan todos los integrantes de ese “poder judicial”, incluido el irónicamente llamado Tribunal Supremo de Justicia. Todos ellos no hacen sino emular la conducta habitual de su Comandante-Presidente.
La situación que se deriva de la insólita decisión me trajo a la memoria aquello de que hay dos maneras de ver un vaso con agua o con whiskey: o lo ves medio vacío o lo ves medio lleno. Es decir, que siempre los acontecimientos y las situaciones que enfrentamos, individualmente o como sociedad, tienen aspectos positivos y negativos, dependiendo de cómo los veamos. Y si bien la decisión de la camarada Dinorah Yosmar, es una afrenta a la justicia y un disparate insuperable, también se le puede encontrar un lado positivo.
Ciertamente, cuando un “juez patria o muerte (o vida) de la república socialista” sentencia con su extraordinario saber y sentido de justicia, que el uso de la expresión “hijo de puta” , y se deduce que cualquier otra similar, contra cualquier ciudadano no constituye un hecho punible, sino que es simplemente el ejercicio del derecho constitucional a la libertad de expresión, que no puede ser penalizado, está haciendo, a lo mejor sin quererlo, una contribución importante a la salud mental de los venezolanos.
En efecto, hasta ayer los venezolanos teníamos que medir las expresiones y calificativos que públicamente, y en particular por cualquier medio de comunicación, quisiéramos endilgarle a Hugo Chávez y otros jerarcas del régimen. Ese tragarse los calificativos que en privado la mayoría de los venezolanos le añade al nombre del presidente, sus cómplices y sus progenitores, viene causando frustración y stress traumático crónico en millones de venezolanos. Tan es así, que el temor ha llevado a los venezolanos a referirse a Chávez como “Estebán”, en especial cuando lo van a acompañar con uno de tantos gruesos calificativos que hay en nuestro lenguaje. Así, con frecuencia oímos decir, de manera ingenuamente criptica, “…el hijo de puta de Estebán…” o “…el coño de madre ese de Estebán…” y digo que es ingenuamente criptica porque todos sabemos quien es Esteban. Pero esa fórmula no suficiente para descargar la ira directamente contra el autócrata, ya que el objetivo, Chávez, queda oculto detrás Estebán. Y la ira no totalmente descargada genera frustración.
Pero ya la camarada Dinorah Yosmar, ha puesto al alcance de todos los venezolanos la solución para que hagamos catarsis, lo que hará desaparecer esa frustración colectiva y el consiguiente stress generado por la obligada abstención de utilizar abiertamente el calificativo que cada uno consideremos apropiado para endilgarle al presidente, sus cómplices y hasta sus progenitores. De ahora en adelante por lo menos podremos escribir y gritar a los cuatro vientos, sin temor a las represalias de las oficinas judiciales del régimen, que “HUGO CHAVEZ ES UN ROLO DE HIJO DE LA GRAN PUTA”. Todo gracias a los camaradas Dinorah Yosmar y Mario Silva. Y me imagino que también podrá uno decir que DINORAH ES UNA POBRE JALABOLAS o que MARIO SLVA SE METE SUS PASES DE COCA ANTES Y DURANTE CADA PROGRAMA y hasta podemos ahora hacer pública nuestra sospecha de que Hugo Chávez hace lo mismo antes de cada cadena, sin temor a que se nos abra un juicio, porque simplemente estamos ejerciendo nuestro derecho a la “libertad de expresión”. Esta es la visión del vaso medio lleno. Sobre el medio vacío escribiré después.
Por eso, los psicoterapeutas, los psiquiatras y otros tratantes de la salud mental, recomiendan que uno debe ver siempre “el vaso medio lleno” y no el “medio vacío”. Así, que todos a descargar la inmensa arrechera que nos embarga. Algo es algo y peor es nada.