7/9/14
Hoy Venezuela yace en los escombros de una sociedad que quiso engañarse en un mar de consuelos para justificar la inacción, celebres frases tan difundidas como “Todo cae por su propio peso”, “No vale, yo no creo”, “Venezuela no es Cuba” se derrumban ante la nefasta realidad que nos estalla en la cara: Lo político e ideológico ha sobrepasado lo económico, permitir el crecimiento de un mal nunca es la solución a sí mismo, sí es posible que el hombre se resigne a vivir en la miseria, consolidándose como el arma efectiva para someter, arrebatar ambiciones, es allí donde fallece una nación, donde muere lo colectivo: en el asesinato individual.
Nos encontramos atrapados ante una moral de esclavos que no nos permite ser «radicales» contra una ideología que destruye al ciudadano, su intelecto, su autonomía, cuya finalidad es convertirlo en "masas", seres incapaces de sentir estima por sí mismos, dependientes. Hoy el país es otra sede del imperio anti occidental que se vale de la demagogia, resentimiento, lucha de clases, narcotráfico, terrorismo, fundamentalismo religioso, cualquier medio que conlleve a la destrucción de las sociedades para gobernar sobre los escombros, sobres seres humillados, sin identidad. No estamos enfrentando un mal moderado, es un cáncer destructivo capaz de llegar hasta las últimas consecuencias, es por eso que debemos alzar nuestra voz, armarnos de voluntad, abandonar la neutralidad, la desesperanza.
Dado el diagnostico, procedemos a elaborar un tratamiento: El desconocimiento absoluto del actual régimen y sus colaboradores que lo insinúan como tolerable, democrático, ineficiente o mejorable; No amparar sus elecciones, leyes, estructura comunal, que legitiman la tiranía y nos hunde en la esclavitud. He aquí un punto de inflexión: NADIE elegido por el actual CNE debe ser reconocido como autoridad, no podemos seguir reconociendo a quienes provienen de un sistema electoral viciado o lo oculte en pro de un beneficio político, ideológico o económico. Ningún personaje que haya negado el fraude, la injerencia extranjera o alentado la apatía puede formar parte de una alternativa real, deben ser juzgados y recordados como los más mortíferos enemigos que se disfrazaron de oposición.
El falso dilema de las mayorías debe ser ignorado: Somos mayoría e incluso si no lo fuéramos, una mayoría producto del abuso de los medios de comunicación, los recursos del estado, el odio y la división no es legítima, su único fin posible es la autodestrucción llevando consigo todo a su paso, por ende debe ser neutralizada a tiempo. Cada ser humano tiene el derecho innato de la rebelión.
Es menester rechazar la dialéctica de clases sociales, igualitarismo e independizarse del petro-estado benefactor, para aferrarse al respeto de las leyes y libre mercado. Una república genuina y democrática es inconcebible sin el respeto por las leyes y ciudadanos independientes: Restablecer las libertades individuales y formar ciudadanos es el primer paso en la construcción de una nación, Solo así se puede evitar “la dictadura del proletariado”, limitar el estado, asumir responsabilidades y erradicar la oclocracia, clientelismo y bipartidismo que nos condujo (por falta de estima propia) a entregarle responsabilidades a quienes a su vez entregaron el país al imperio del comunismo.
Escribo estas líneas consciente de que seré acusado de extremista, radical, incluso de "ultra derechista", acusaciones a las cuales tengo una respuesta anticipada: Sí soy radical, de derecha, no soy ningún extremista, no ir a la raíz del problema es lo que nos ha traído a este tiempo de decadencia.
Es hora de abandonar el culto a la profecía, a las personalidades, exigir justicia y así encontrar la tan anhelada paz y prosperidad, es tiempo de ser VENEZOLANOS.