18/3/14
Actualmente vivimos en un país que se encuentra con la piel muy sensible, por lo tanto, sus habitantes, fieles a su corazón, se encuentran en la misma condición: con miedo a ser alborotados, con miedo a que su existencia se modifique, con miedo al cambio. Se encuentra en la misteriosa naturaleza del ser humano el terror a la metamorfosis de la vida, es decir: si alguien se atreve a intentar cambiarla y mostrarle la verdad, ese atrevido será condenado. La voz de la Historia misma nos indica que esto es cierto cuando, por ejemplo, Galileo Galilei decide no flotar más en la corriente del río que decía “el Sol gira alrededor de la Tierra”, y se para con el pecho hacia afuera después de una larga dedicación a sus estudios, a decir palabras terroríficas: “la Tierra gira alrededor del Sol”; – lo próximo que se sabe de él es que fue condenado a prisión por la Iglesia. Los grandes pensadores, como Friedrich Nietzsche en Así habló Zaratustra, nos enseñan que cuando un hombre intenta cambiar la realidad de otros, mostrándoles lo “real”, éste solo encontrará rechazo en su desesperada búsqueda por iluminar.
Ahora, primera realidad que cuesta aceptar: en Venezuela el comunismo se ha inyectado en sus venas como una droga letal, en donde la jeringa es el sistema político vigente, el cual está dirigido por Nicolás Maduro y sus compinches. Estos personajes no tienen ninguna intención de salir del poder, ya que una tiranía de izquierda no busca restablecer el rumbo perdido de la Nación, sino, al contrario, se beneficia del empobrecimiento de los individuos y de que los mismos se acostumbren a sobrevivir en la miseria, convirtiendo ésta en su justicia. El enemigo no es un gobierno “ineficiente”, es el comunismo.
Segunda realidad que cuesta aceptar: a través de elecciones no se puede salir de este régimen. Creemos fielmente que ya las aguas se han aclarado cuando decimos que a través de elecciones no salimos de esta tormenta, que nos ha llevado en sus fuertes vientos de destrucción. Que el problema no es que la democracia está en peligro, el problema es que nunca hubo democracia. Y es que hemos sido succionados en una ilusión, moldeada a la perfección, por los que gobiernan y ciertos dirigentes “opositores” -o mejor dicho traidores-; una ilusión que nos dice que sí hay democracia. Venezuela se perdió en el tiempo, y ahora que está abriendo los ojos se encuentra a sí misma sin Justicia, sin Soberanía y sin Libertad. Ante esto, somos radicales en nuestro afán por conquistarlas de nuevo.
Tercera realidad que cuesta aceptar: las condiciones para el diálogo son inexistentes. El diálogo solo puede ser aplicado cuando se encuentran presentes la Justicia, la Libertad y la Igualdad ante la Ley; una tríada que ha desaparecido de nuestra existencia. Por ende, si dialogamos estaríamos consolidando la rendición de estos tres valores por igual, por lo tanto, no dialogamos con castro-comunistas.
Cuarta realidad que cuesta aceptar: no podemos atacar las consecuencias sin primero atacar las causas. La escasez, la inseguridad, la impunidad, son solo unas consecuencias, entre muchas otras, de un régimen castro-comunista que, dentro de sus objetivos, no concibe mejorar estos problemas, sino enterrarlos y esconderlos de la conciencia de las personas a través de la mentira, la cual dominan a la perfección. Para mejorar estos problemas y trazar un camino de verdadero renacimiento, hay que tumbar ciertos obstáculos, y el primero de ellos es la tiranía.
Quinta realidad que cuesta aceptar: guarimba es refugio, no violencia. Cuando vivimos en un estado de cosas en el cual la delincuencia reina; en el que grupos irregulares -armados hasta los dientes- son ordenados por la tiranía a disparar hacia los hogares de las familias venezolanas, impulsados a atentar contra la propiedad privada, incitados a cometer crímenes de lesa humanidad… entre otras cantidades y cantidades de crímenes aberrantes; la lógica de nuestros corazones nos guía a saber que es un derecho natural irse por la defensa propia y apuntar al resguardo de nuestra vida y libertad, – factor que es completamente legítimo. Además, la experiencia del tiempo nos enseña que la guarimba es efectiva como forma de protesta, para quitarle gobernabilidad a una tiranía; ya que cuando al régimen se le presentan tantas manifestaciones en tantas localidades distintas, no tiene cómo reprimirlas. Las barricadas, esparcidas por todo el territorio, muestran también el descontento de un pueblo que ha sido violado en sus esperanzas por un mejor futuro. La gente en Venezuela se rebela con guarimbas, porque con ellas se refugian y atacan en la médula a los traidores de la patria que hoy gobiernan.
Sexta realidad que cuesta aceptar, y última que voy a mencionar: la presencia de cubanos en nuestras instituciones se está robando la Soberanía de nuestra Patria venezolana. La dignidad de toda Nación se encuentra centrada en el sentimiento de pertenencia de cada uno de sus civiles para con esa Nación. Por lo tanto, nuestros connacionales siempre velarán por darles cargos de gobierno a ciertas personas con las cuales ellos se sientan identificados, comenzando por que tengan la misma nacionalidad, por que sean venezolanos. Cuando esto se pierde, y se observa la presencia de invasores provenientes de Cuba en cargos rociados de poder; cuando el sistema político juega a favor de las necesidades de otros países, y las nuestras quedan en el olvido; nosotros, como venezolanos, tenemos la obligación de expulsarlos de inmediato, junto con sus cómplices. Y es que los venezolanos no nos entregamos a nadie, no nos arrodillamos ante nadie y no somos esclavos de nadie.
Nos dicen “irresponsables” por emitir estas declaraciones – ácidas pero reales, así que deben ser escritas. Por lo tanto, vuelvo a insistir: asumimos total responsabilidad de dichas afirmaciones, ya que somos fieles a nuestra postura; al igual que todo venezolano que ame su país y quiera lo mejor para él. Irresponsable y traidor es aquel que, por miedo o interés propio, no diga las realidades que condenan el futuro de nuestros hijos, o que tampoco diga cómo afrontarlas. Cobardes son aquellos que dejan que el barco se hunda solo para salvar su pequeño mundo de codicia.
Nosotros sabemos que es difícil tener una posición rígida cuando las traiciones enmascaradas de la MUD han mutado; cuando ésta busca opacar la pasión y el deseo desgarrador de todos los venezolanos por desenterrar el futuro, que creíamos perdido para nuestro país. Pero debemos entender que esta no es una lucha exclusiva de los estudiantes y mucho menos de las organizaciones electorales; esta es una lucha de todos los venezolanos que tengan afán por la Libertad.
Así que depende de cada uno de nosotros abrir los ojos ante la realidad que encandila, pero que se debe aceptar para poder dirigir la mirada hacia un norte, el cual es una Venezuela libre. Queremos Libertad, en la totalidad de la palabra: un futuro en donde cada venezolano pueda englobar todo el potencial de su espíritu, y llevar al máximo exponente todas sus capacidades y talentos.