14/07/2013
Pena ajena nos dio a todos los venezolanos que aun tenemos cierta decencia opositora la nota de El País Internacional indicando que “Capriles se desinfla” (ver La Oposición de Capriles se Desinfla en Venezuela ). No teníamos que leerlo de un diario internacional para darnos cuenta de algo que hemos visto como un proceso indetenible desde que detuvo la marcha de 17A y que se manifiesta igual que una “crónica de una muerte anunciada” al pretender esperar resultados positivos de las cuevas corruptas del CNE y el TSJ.
Y no conforme con ello procede a congelar la protesta en las calles, como la de los profesores universitarios y colocarse a la cabeza de la nueva charada electoral del gobierno-oposición sin tener todavía respuesta de nuestra protesta de fraude electoral en las elecciones presidenciales. Como bien indica el artículo de El País Internacional, estas contradicciones tienen consecuencias, que no solo paga el candidato. La pagamos todos los venezolanos que queremos que el desangre de Venezuela se detenga.
¿Qué está pasando con los venezolanos? ¿Cómo estamos tolerando esto a todas luces incomprensible? ¿Cómo se puede entender que aun existan personas que sigan un liderazgo que nos está llevando a la bancarrota, y no solo hablo por nuestro ex candidato presidencial sino de absolutamente todo el liderazgo de la MUD? Eso va más allá de decir que son unos colaboracionistas. ¿Tenemos que conformarnos que “eso es lo que hay?”. Me niego a conformarme con eso. Los venezolanos ¡SOMOS Y NOS MERECEMOS MUCHO MAS QUE ESO!
Solo tal vez por la curiosidad científica que algunos tenemos, y que siempre tratamos de buscarle explicaciones a las cosas que no entendemos, voy a ensayar una aproximación que parte de un viejo concepto conductual. Los investigadores de la conducta humana le han tratado de buscar explicaciones a ciertos comportamientos grupales que no obedecen a cierta lógica. Tal es el caso del concepto de paradigma. ¿Qué es un paradigma y como nace?
Hace cierto tiempo me tope en la red con esta explicación que viene como anillo al dedo a este acertijo:
“¿Cómo nace un paradigma? Un grupo de científicos colocó cinco monos en una jaula, en cuyo centro colocaron una escalera y, sobre ella, un montón de bananas. Cuando un mono subía la escalera para agarrar las bananas, los científicos lanzaban un chorro de agua fría sobre los que quedaban en el suelo. Después de algún tiempo, cuando un mono iba a subir la escalera, los otros lo golpeaban.
Pasado algún tiempo más, ningún mono subía la escalera, a pesar de la tentación de las bananas. Entonces, los científicos sustituyeron uno de los monos. La primera cosa que hizo fue subir la escalera, siendo rápidamente bajado por los otros, quienes le acomodaron tremenda paliza. Después de algunas palizas, el nuevo integrante del grupo ya no subió más la escalera, aunque nunca supo el por qué de tales golpizas.
Un segundo mono fue sustituido, y ocurrió lo mismo. El primer sustituto participó con entusiasmo de la paliza al novato. Un tercero fue cambiado, y se repitió el hecho, lo volvieron a golpear. El cuarto y, finalmente, el quinto de los veteranos fue sustituido.
Los científicos quedaron, entonces, con un grupo de cinco monos que, aún cuando nunca recibieron un baño de agua fría, continuaban golpeando a aquel que intentase llegar a las bananas. Si fuese posible preguntar a algunos de ellos por qué le pegaban a quien intentaban subir la escalera, con certeza la respuesta sería: “No sé, aquí las cosas siempre se han hecho así.” ¡¿Te suena conocido?!” Autor anónimo.
Si sustituimos a las bananas del experimento, es decir el objeto deseado, acabar con este régimen malandro a través de una oposición verdadera, empezaríamos a encontrarle explicaciones a este comportamiento idiotizante que hace que el resto de los “monos” golpeen a los que deseamos lógicamente alcanzar esas “bananas”.
¿Y que es entonces la tan defendida “unidad opositora”? Nada menos que el comportamiento de los monos que se agavillan para golpear a quien se le ocurra subir por esas escaleras. Y al final todos ellos mantienen a la población evitando hacer lo que hay que hacer para salir del problema.
Al comienzo de todo este drama, el concepto de la “unidad opositora” tenía sentido. Había un líder que aglutinaba al gobierno en un solo bloque. La oposición, de no “unirse”, jamás alcanzaría de acuerdo a ese concepto, vencer a ese bloque. Ese “coco” se utiliza todavía para asustar a todo aquel que atente contra esa “unidad”. Si aparece un “mono” nuevo que intente hacer algo, será apaleado inmediatamente.
Pero esa “unidad” tiene sus ventajas para quienes la gerencian y deciden por ella. Pueden negociar en bloque con el gobierno para no dejar que nadie se suba por las escaleras, convenciendo al resto de los “monos” para golpear a quien se atreva a desafiar eso, y lo mas sorprendente es que ellos al preguntarse por qué lo hacen, la respuesta sería la misma del experimento “No sé, aquí las cosas siempre se han hecho así.”
Ya es hora del nuevo liderazgo opositor y eso pasa, lamentablemente para algunos, con romper esa entelequia “unitaria” que lo que ha hecho es convencer a la gente de que no suba las escaleras. Ya es la hora de los liderazgos nuevos que ROMPAN PARADIGMAS. Ese liderazgo es condición necesaria para comenzar el verdadero trabajo de HACERLE UNA OPOSICIÓN VERDADERA AL REGIMEN.
Y solo digo necesaria, pues no sabremos en su desempeño si sea suficiente. Pero es un comienzo. El país lo necesita. Necesita la esperanza de que SI SE PUEDE. Necesita ver y creer que hay personas dispuestas de manera honesta a hacerle frente a los monos agavillados y romper el paradigma como un primer paso para salir de esto. Si eso no pasa, nunca subiremos por esas escaleras, no porque no podamos, sino porque tenemos miedo de hacerlo.