23/11/12
La práctica totalitaria de someter a debate instrumentos que violan derechos humanos es nula por inmoral, ilegítima y absurda.
Luego del fraude del 7-10 y sus daños colaterales, el régimen considera oportuno proponer un supuesto “Proceso Constituyente para el Segundo Plan Socialista 2013-2019 (corolario de la constituyente inconstitucional e ilegítima de 1999), que retoma mucho de lo rechazado por los venezolanos en el 2007.
En la “democracia participativa y protagónica” la permanencia del poder único por siempre, el control total y el sometimiento de la gente se consolida dando carácter constitucional a los instrumentos propios del comunismo totalitario que dan apariencia de legalidad al irrespeto de la dignidad de la persona humana, los cuales son sometidos a la ratificación, por sus víctimas, en las farsas-trampas electorales o en “debates” que no son para debatir sino para adoctrinar e imponer el pensamiento único con apariencia de consulta.
Así, sistemáticamente se coloca a la gente en la posición degradante de escoger entre la opresión-pensamiento único-control o la libertad, la injusticia o la justicia, la discriminación o la igualdad en dignidad y derechos, la dependencia o la independencia, la propiedad social o la propiedad privada, el adoctrinamiento comunista en los colegios que asegure la lealtad de los estudiantes a la jefatura para que sean capaces hasta de denunciar a sus padres o la educación libre y de calidad, que la célula fundamental de la sociedad sea la comuna o la familia como fuente de amor y educación en valores, el espionaje o la vida privada, en fin, si quiere socialismo castrocomunista o democracia, lo cual niega el carácter irrenunciable, imprescriptible e innegociable de los derechos humanos.
El comportamiento irracional de quienes lo aceptan evidencia que 14 años de totalitarismo comunista han bastado para convencerlos de que está bien votar Pactos Sociales (2007), y debatir legislaciones y planes de gobierno inmorales, es decir, participar protagónicamente en la práctica totalitaria de usar la Ley, las “elecciones” y ahora los “debates” para “legalizar” lo que no se puede legalizar: la violación de la dignidad de la persona humana desde las instituciones del Estado-partido.
Los derechos humanos tienen como base la dignidad de la persona humana (creada por Dios libre e igual, a su imagen y semejanza), son inherentes al ser humano por el sólo hecho de ser persona, son irrenunciables, imprescriptibles e innegociables, en consecuencia, los instrumentos que los conculcan se rechazan de plano, no se debaten, ni se someten a votación porque la pérdida de la votación o la no inclusión de las sugerencias hechas en el debate por los demócratas significaría la pérdida de sus derechos humanos y eso es nulo por inmoral, ilegítimo y absurdo.
Para que el respeto de los derechos humanos deje de ser mera ilusión, es necesario proscribir en el mundo los sistemas políticos que en la práctica son totalitarios, como el socialismo marxista, a fin de que, como expresa la Declaración Universal de los Derechos Humanos: “el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión”.