RAFAEL MUCI-MENDOZA / Elogio de la vergüenza
24/11/11
Tenemos un patrimonio médico que corre el riesgo de ser destruido con el aplauso unánime y la entrega sumisa y entusiástica de una población anestesiada e indiferente, y de los benévolos sigüices de los depredadores con la sinrazón de leyes, que son el súmmum de la injusticia. No nos inmutan ocho mil médicos preparados ya exiliados por la intolerancia, y una cifra igual de prácticos “integrales comunitarios” (MIC) que se incorporarán en calidad de “médicos” con protección y un salario extraordinario.
La vergüenza, pena o ignominia es una sensación consciente de sentir deshonor, deshonra, desgracia o condenación.
La acción ignominiosa está relacionada con la desvergüenza y la abyección de un individuo o “individua”, -lenguaje boliburgués-, a quien las consideraciones morales le son indiferentes y que consecuentemente, son objeto del descrédito general. En las palabras de los tres ministros de Chávez, a la desvergüenza se une una descarada burla de fondo. Los MIC, producto de la ideología, la improvisación y masificación, “no deben avergonzarse de su formación académica porque están mejores preparados” |
-se entiende que nuestros alumnos regulares de las escuelas tradicionales de medicina-, y como si fueran milicianos, dice la otra, “estarán tomando todos nuestros hospitales en poco tiempo ” ¡Maldita mentira! Quisiera ver a uno de ellos atendiéndose en un CDI o permitiendo que curiosos inspeccionaran sus entrañas.
Con el concurso de individuos como ustedes, Chávez destruyó nuestra alegría de trabajar y ayudar con nuestra acción al que poco o nada tiene. Acabó con nuestros hospitales, otrora mal que bien funcionaban. La vergüenza y la culpa les acompañarán en los momentos tristes que vendrán para ustedes y sus descendencias.
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