17/10/11
El
chantaje político, tiene un gran valor como factor de amedrentamiento.
Es aquel delito que consiste en obtener mediante la amenaza de revelar
hechos ciertos o hacer imputaciones difamatorias, formulados por
escrito o verbalmente, la entrega de dinero o bienes; la firma de
documentos jurídicamente relevantes, o que el amenazado lleve a cabo
alguna acción determinada.
El Presidente de la República, en muchas de sus inacabables peroratas, chantajea a los líderes de la oposición y a sus organizaciones. De los chantajes, hay uno permanente: el de la ruta electoral como única opción de cambio de régimen, no importando que esta sea fraudulenta, así lo asumió la MUD, a pesar de los numerosos informes técnicos que existen demostrativos del fraude electoral, véase por ejemplo la entrevista que la periodista de la Revista Zeta No. 1693 del 30-01/09 Págs. 56 y 57, Aída Gutiérrez le hiciera al Ing. Carlos Presencia Jurado, y en particular los que se refieren a las próximas elecciones, pueden consultar los links: Frente a las elecciones de 2012 – El tema del cual nadie quiere hablar, Limitaciones electorales para el nuevo proceso del 2012, Manifiesto de los investigadores contra el sistema de fraude electoral. También a la web del Frente Patriótico donde se han publicado los siguientes estudios: Realidades del Sistema Electoral Venezolano 2006, La Sistemática aniquilación del derecho de elegir en Venezuela, Análisis del REP 2006, Referéndum 2D2007 y el Sistema Electoral Venezolano, entre otros. A pesar de los anteriores estudios y de muchos más, la MUD, prefiere ignorarlos al participar nuevamente en un festín electoral viciado e irrito para cohonestar a un régimen forajido.
La excusa, de la dirigencia política que conforma la MUD, es que no hay más vía que la ruta electoral, aun cuando ésta sea fraudulenta, no les importa que se cohoneste una estafa de Estado, ya que para ellos cualquier otro camino, es una vía golpista, por ejemplo: la denuncia del fraude electoral. Es allí, a donde quería llegar, según ellos, cualquier vía diferente a la ruta electoral, es una vía golpista, por lo cual quienes la denuncien, se convierten en conspiradores y traidores, que parodia. Aceptaron el chantaje del régimen, de tal manera, que lo que expresa la Constitución en su articulo 63, “que el sufragio es un derecho”, según su interpretación no es así, ya que de acuerdo al chantaje del régimen quienes no participen en cohonestar el crimen electoral, como será el acto de octubre 2012, es un golpista y un traidor y quienes lo denuncien por igual.
Para el régimen como para la oposición participacionista, quienes “denuncien el fraude electoral” y los “abstencionistas conscientes”, son los enemigos a vencer. Son tan enemigos “los abstencionistas conscientes” y los “denunciantes del fraude”, que hay que criminalizarlos y aislarlos, como lo han venido haciendo consecutivamente en las últimas elecciones, pero a pesar de ello hay un límite mínimo de un 35% de abstencionistas conscientes, que constituyen uno de cada tres votantes, más un 20% que están en conocimientos del fraude electoral que se mantienen a la expectativa para ir o no a votar, de tal manera que más de la mitad de la población electoral, el 55% tiene conocimiento de la gran estafa.
De tal manera, que a esta altura de la tragedia del país, tenemos dos bandos perfectamente identificados, uno conformado por el régimen y la oposición participacionista, quienes con sus votos en octubre de 2012, convalidarán y cohonestaran un crimen de estado y con ello trastocaran al estado de derecho y el otro bando, conformado por los “abstencionistas conscientes” y quienes “denuncian el fraude electoral”, quienes representan ese 55% de electores y de ellos un 35% que conscientemente no concurrirán a un suicido jurídico y político. Es por ello, que aplaudo la valiente posición de Juan Carlos Sosa Azpúrua, al insertarse en la ruta electoral como candidato independiente y fuera de la MUD, para denunciar el fraude electoral y luchar por unas justas condiciones electorales, por un REP totalmente saneado de electores virtuales y por un CNE verdaderamente imparcial. Con seguridad recoge el sentir de ese 55% de la población electoral. Quizás Juan Carlos Sosa Azpúrua, hablándole claro al país y no mintiéndole sobre el fraude, sea quien lidérese por su coraje, su verdad sumada a una estrategia electoral, se convierta en la persona que pueda convencer a los abstencionistas racionales de concurrir a votar, siempre y cuando se asegure el “sufragio efectivo” o su reclamo contundente.
El Presidente de la República, en muchas de sus inacabables peroratas, chantajea a los líderes de la oposición y a sus organizaciones. De los chantajes, hay uno permanente: el de la ruta electoral como única opción de cambio de régimen, no importando que esta sea fraudulenta, así lo asumió la MUD, a pesar de los numerosos informes técnicos que existen demostrativos del fraude electoral, véase por ejemplo la entrevista que la periodista de la Revista Zeta No. 1693 del 30-01/09 Págs. 56 y 57, Aída Gutiérrez le hiciera al Ing. Carlos Presencia Jurado, y en particular los que se refieren a las próximas elecciones, pueden consultar los links: Frente a las elecciones de 2012 – El tema del cual nadie quiere hablar, Limitaciones electorales para el nuevo proceso del 2012, Manifiesto de los investigadores contra el sistema de fraude electoral. También a la web del Frente Patriótico donde se han publicado los siguientes estudios: Realidades del Sistema Electoral Venezolano 2006, La Sistemática aniquilación del derecho de elegir en Venezuela, Análisis del REP 2006, Referéndum 2D2007 y el Sistema Electoral Venezolano, entre otros. A pesar de los anteriores estudios y de muchos más, la MUD, prefiere ignorarlos al participar nuevamente en un festín electoral viciado e irrito para cohonestar a un régimen forajido.
La excusa, de la dirigencia política que conforma la MUD, es que no hay más vía que la ruta electoral, aun cuando ésta sea fraudulenta, no les importa que se cohoneste una estafa de Estado, ya que para ellos cualquier otro camino, es una vía golpista, por ejemplo: la denuncia del fraude electoral. Es allí, a donde quería llegar, según ellos, cualquier vía diferente a la ruta electoral, es una vía golpista, por lo cual quienes la denuncien, se convierten en conspiradores y traidores, que parodia. Aceptaron el chantaje del régimen, de tal manera, que lo que expresa la Constitución en su articulo 63, “que el sufragio es un derecho”, según su interpretación no es así, ya que de acuerdo al chantaje del régimen quienes no participen en cohonestar el crimen electoral, como será el acto de octubre 2012, es un golpista y un traidor y quienes lo denuncien por igual.
Para el régimen como para la oposición participacionista, quienes “denuncien el fraude electoral” y los “abstencionistas conscientes”, son los enemigos a vencer. Son tan enemigos “los abstencionistas conscientes” y los “denunciantes del fraude”, que hay que criminalizarlos y aislarlos, como lo han venido haciendo consecutivamente en las últimas elecciones, pero a pesar de ello hay un límite mínimo de un 35% de abstencionistas conscientes, que constituyen uno de cada tres votantes, más un 20% que están en conocimientos del fraude electoral que se mantienen a la expectativa para ir o no a votar, de tal manera que más de la mitad de la población electoral, el 55% tiene conocimiento de la gran estafa.
De tal manera, que a esta altura de la tragedia del país, tenemos dos bandos perfectamente identificados, uno conformado por el régimen y la oposición participacionista, quienes con sus votos en octubre de 2012, convalidarán y cohonestaran un crimen de estado y con ello trastocaran al estado de derecho y el otro bando, conformado por los “abstencionistas conscientes” y quienes “denuncian el fraude electoral”, quienes representan ese 55% de electores y de ellos un 35% que conscientemente no concurrirán a un suicido jurídico y político. Es por ello, que aplaudo la valiente posición de Juan Carlos Sosa Azpúrua, al insertarse en la ruta electoral como candidato independiente y fuera de la MUD, para denunciar el fraude electoral y luchar por unas justas condiciones electorales, por un REP totalmente saneado de electores virtuales y por un CNE verdaderamente imparcial. Con seguridad recoge el sentir de ese 55% de la población electoral. Quizás Juan Carlos Sosa Azpúrua, hablándole claro al país y no mintiéndole sobre el fraude, sea quien lidérese por su coraje, su verdad sumada a una estrategia electoral, se convierta en la persona que pueda convencer a los abstencionistas racionales de concurrir a votar, siempre y cuando se asegure el “sufragio efectivo” o su reclamo contundente.
No podemos continuar con una red de mentiras,
la mentira es la que promueve la abstención racional.