Los pueblos tienen su propio lenguaje acerca del futuro, de la fatalidad, del suplicio y de la muerte. De forma simbólica dicen lo que va a pasar, a veces sutilmente y en otras oportunidades, el mensaje viene matizado por la tragedia.
Avizorar el porvenir es un oficio milenario. Tan válido y cierto como observar los acontecimientos cósmicos para predecir el clima, y tan determinante para las culturas como el aprendizaje que deja relacionar las cosechas con los ciclos de la luz. Con el tiempo estos procesos mentales se han ido perfeccionando y es así como se formulan las teorías y técnicas que le dan sustento al pensamiento científico.
Una vez que la predicción es llevada al mundo social se expanden los abanicos del entendimiento humano. Por ejemplo, en el caso de Siria, Yemen, Egipto y Libia desde hace años sus pobladores venían tejiendo redes sociales de inconformidad y se fue generando lo conocido como "emoción nacional inestable". Los gobernantes obviamente no "querían" ver la realidad y una vez que emerge el factor desencadenante adecuado se produce la explosión social.
En Perú solamente los políticos, las clases altas y medias no lograban avizorar el "clamor silencioso del quechua", lo cual es traducción de profundos lamentos colectivos de insatisfacción por sus condiciones de vida. Esto explica que más de 50% de la población enrumbó sus ilusiones hacia el populismo
En Venezuela por todas partes hay protestas, incluyendo actos cruentos. Y ahora que la coraza mediática oficial logra oscurecer menos la realidad en cualquier momento las huestes del inconsciente colectivo arrasarán. Los episodios de jóvenes, adultos y mujeres cociéndose los labios, punzándose las venas y cortándose el cuerpo como mecanismo de protesta es único en el mundo. Cuando esto sucede, significa que ya nada le importa a la sociedad
Predice una gran desventura. La sensación de libertad amañada, la humillación, la mentira y la improvisación están siendo confrontadas con dolor y sacrificio. Ante tanta incoherencia por parte del oficialismo y los frecuentes deslices de la MUN se están perdiendo las amarras que generan el miedo, la razón o la esperanza. En los pueblos cuando los habitantes libremente empiezan a desangrarse es prolegómeno de que se verterá sangre.
@LuisJUzcategui
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