21/12/11
La mente infantil es limitada y ese factor limita, a su vez, su capacidad de discernir… de ir más allá. Por ejemplo: los niños creen que Santa entra por las chimeneas de todos los países del mundo para entregarles, en una sola noche, un regalo (o varios) a todos los niños del planeta Tierra, algo que – sabemos – es materialmente imposible. Los niños lo creen porque sus padres (sus “líderes”), así se los aseguran.
Los niños no se ponen a elucubrar más allá de la simpleza. Por ejemplo: ¿qué si nuestra casa no tiene chimenea, vivimos en el tercer piso de un edificio de 10 y nuestras ventanas y puertas están “herméticamente” cerradas para evitar la visita de los hampones? ¿Por dónde entraría Santa? Todo niño “sabe” que Santa “es” un viejo gordo panzudo: ¿cómo es posible que quepa por el estrecho huequito de nuestras chimeneas y lo logre, además, con un manojo de paquetes… con bicicletas, caballitos de madera, etc? ¿Cómo sube por las chimeneas hacia su trineo?
Así son los niños… y así son muchísimos adultos, por lo que he llegado a la conclusión que nacemos con una predisposición genética para ser engañados. En materia teológica, para no ir muy lejos, solo llegamos hasta un punto y no nos interesa profundizar más allá de él, porque si lo hiciéramos nos convertiríamos en un manojo de estopa, psicológica y anímicamente. En materia política, el cielo es el límite de nuestra ingenuidad o incapacidad – GENÉTICA – de ir más allá de lo lógico… de lo racional.
Veamos. Es sabido por todos que nuestro padrón electoral (el Registro Electoral Permanente o REP) está “inflado” en casi 5 millones de electores fantasmas, inexistentes… ¡chimbos! Es materialmente IMPOSIBLE (según la facultad de sociología de la Universidad Central de Venezuela… entre otras instituciones no menos confiables, como ESDATA, la Universidad Metropolitana, la Universidad Simón Bolívar, etc
http://informerevocatorio.blogspot.com/ ) que en Venezuela existan casi 18 millones de electores registrados en un REP que es manipulado por el régimen y custodiado como un “Secreto de Estado”, cuando debería de ser un registro público de libre acceso, al menos para los actores en una contienda electoral.
Gana Henriquito Capriles las elecciones, según VEREDICTO del CNE y Chávez entrega el poder. Ajá. ¿Ustedes se han preguntado alguna vez qué podría venir después? Al fin logramos ponerle la mano al famoso y muy-escondido REP y nos damos cuenta de que alrededor del 30% de los “electores” registrados allí NO EXISTIERON JAMÁS. ¿Cómo queda el panorama? ¿Cómo queda mucha gente ahí? ¿Cómo quedan los líderes de la “oposición” que nos llevaron a las urnas, desde – por lo menos – el año 2004 (al RR) sin exigir, entre muchas otras CONDICIONES, la inspección a fondo de ese padrón electoral? ¿Cómo se podría rellenar casi 5 millones de datos con nombres y direcciones de habitación de todos esos electores fantasmas? ¿Qué hacemos con los mismos directivos del CNE que aceptaron el triunfo de Henriquito, habiendo sido los mismos que manipularon y engañaron a todo un pueblo para mantener a un usurpador en el poder con todas las funestas consecuencias que eso ha implicado para nuestro país y para las futuras generaciones de venezolanos? ¿Cómo quedan los 24 magistrados del Tribunal Supremo de Justicia? ¿Los altos oficiales de nuestras fuerzas armadas? ¿Cómo queda la Iglesia (promotora de todas estas farsas electorales llevadas a cabo por el régimen indebidamente)? ¿Cómo queda el Estado frente a la catajarria de acreedores internacionales, con la cual un régimen usurpador se ha endeudado por siglos y siglos? ¿Cuál sería el futuro del Socialismo del Siglo XXI, a nivel continental, sin las riquezas venezolanas? ¿De qué va a vivir la “revolución” cubana a partir de entonces?